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En esta ocasión, hablaremos sobre dos recursos de impugnación muy importantes en el sistema judicial: la apelación y la casación.

¿Qué es la apelación?

La apelación es un recurso que permite a las partes de un proceso judicial solicitar una revisión de la decisión tomada por un juez o tribunal de primera instancia. Este recurso se basa en el principio de doble instancia, que garantiza a las partes una segunda oportunidad para impugnar una decisión.

Para interponer una apelación, es necesario presentar un escrito ante el tribunal que dictó la sentencia, exponiendo los motivos por los cuales se considera que la decisión es incorrecta. La apelación puede ser presentada por cualquiera de las partes en el proceso, ya sea el demandante o el demandado.

¿Y la casación?

La casación es un recurso extraordinario que se interpone ante un tribunal superior, con el fin de que revise una sentencia dictada por un tribunal inferior. A diferencia de la apelación, la casación no revisa el fondo del asunto, sino que se enfoca en errores de procedimiento o aplicación de la ley.

En la casación, el tribunal superior no revisa los hechos del caso, sino que se limita a revisar si el tribunal inferior aplicó correctamente la ley. Por esta razón, se requiere que exista una violación clara y evidente de la ley para que se pueda admitir este recurso.

Es importante mencionar que, en algunos sistemas judiciales, la casación es el único recurso disponible después de la apelación, por lo que su importancia es aún mayor.

En conclusión

Tanto la apelación como la casación son recursos fundamentales en el sistema judicial, ya que permiten una revisión de las decisiones tomadas en primera instancia. Es importante conocer las diferencias entre ambos recursos y saber cuándo y cómo utilizarlos adecuadamente.

Esperamos que este artículo haya sido de utilidad y si tienes alguna duda o comentario, no dudes en dejárnoslo en la sección de comentarios. ¡Gracias por leernos!